Vaso galo en cerámica fina pintada (finales de la Edad de Hierro, siglo II a.C.). Su cuerpo cónico y su hombro alto y bien marcado coronan un pie esbelto. Su pared interior está recubierta de brea. Los ceramistas arvernos utilizaron la técnica de la reserva, similar a la de la cerámica griega de figuras rojas, pero emplearon un pigmento negro de origen orgánico.