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Formación circular de 20 cm de diámetro, cuya función se desconoce: ¿tapa de un recipiente de madera? ¿O un revestimiento de tanque? En efecto, junto al carro se recogió un elemento en forma de tapa con motivos de cabezas de monstruos animales. La pieza, fundida a la cera perdida, se organiza en tres registros superpuestos, el último en forma de botón central.
En el registro inferior, una banda circular se compone de una serie alternada de 10 monstruos encadenados: cinco monstruos de gules muy abiertos se alternan con cinco monstruos más pequeños con un hocico que termina en un glóbulo.
El registro intermedio consiste en una ronda de tres dragones, unidos por el hocico y por la cola, y cuyas bocas, entreabiertas, muestran sus dientes.
En el registro superior, tres grandes glóbulos parecen estar compuestos por elementos anatómicos aislados pertenecientes a los monstruos de los registros subyacentes: sobre un elemento de la melena, se reconoce un glóbulo, luego un ojo y después una oreja.
Con su elaborada construcción geométrica, la cúpula de Roissy es testigo de la aplicación de los conocimientos matemáticos basados en la división del círculo. La realización de los motivos de los monstruos, físicamente incompletos, muestra también que los creadores galos representan a estos seres fabulosos sugiriendo su presencia a través de detalles anatómicos sin duda característicos.
Obra de arte y ciencia, el Dôme aux Dragons de Roissy atestigua la existencia de un universo simbólico celta cuyo contenido se nos escapa. Evidentemente, se fabricó en un taller de bronce altamente especializado. Presumiblemente situado en la cuenca de París, donde se ha identificado un estilo celta particular, conocido como Escuela de París.
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