Statue de Sainte Agnès

El edificio con vocación religiosa debe cumplir varias funciones. A menudo comunitaria, debe ser capaz de acoger a los miembros de la religión que la inspira y, a través de sus decoraciones, recordarles el marco teológico de este espacio espiritual. Por tanto, la arquitectura debe ordenarse no en busca de la estética, sino de una función sagrada. Sin embargo, la Edad Media comprometió a sus mejores ingenieros y artistas en un intento de crear un espacio mediano con la Jerusalén celestial, hasta el punto de provocar una reacción de rechazo, la Reforma, al final de este periodo. La estatua de Santa Inés es un buen ejemplo de esta delicadeza artística al servicio de lo divino. Originalmente realzada con colores vivos, debió formar parte de una decoración más importante..

Hacia 1520-1530 Piedra caliza de Avesnois, restos de policromía La identificación de la estatua fue posible gracias a la presencia de pezuñas en el lado izquierdo del vestido de la figura: son los restos de un cordero, atributo de Santa Inés, mártir romana del siglo IV. La joven va ricamente vestida a la moda de principios del siglo XVI. El escultor ha cuidado los detalles de la prenda, como la manga derecha y las joyas. La obra fue originalmente realzada con policromía (pintura aplicada a la superficie). El dorso plano y la cabeza inclinada hacia delante indican que se colocó contra una pared o en un nicho alto. El color rosa anaranjado que se ve en la prenda se llama relleno: es un producto que se aplica a la estatua como capa inferior, antes de aplicar el color.